jueves, 8 de febrero de 2007

Vacaciones

En breve me voy de vacaciones.
El viernes, me alejaré.
Voy a la casa de una amiga que vive en Punta del Este y ha prometido hacérmela conocer porque a Punta la conozco muy poco. Estuve un fin de semana largo en el siglo pasado.
Voy a encontrarme con el mar.
Con la mirada, la voz de mi amiga, con su marido, sus hijos.
Ella era mi confidente. Una de ésas amigas del alma. Nos conocimos viajando a Brasil y trabajaba cerca de mi oficina. Todos los días nos hablábamos; todos los fines de semana inventábamos algo, teatro, cine, baile, reuniones en casa de amigos o simplemente juntarnos para imaginar como sería el mañana, disfrutando el presente.
Después vino el después. Yo me fui a vivir con un señor con el cual ya no vivo. Ella se casó y se fue a Punta del Este.
No parecía tan lejos, pero lo es.
Nos hablábamos cada tanto, cada tanto nos escribíamos. En fotos la veía cada tanto. Su primer embarazo, en el segundo de mellizos. Cada tanto prometíamos juntarnos. Se cumplía cuando ella visitaba Buenos Aires, pero nunca había cruzado yo el charco.
El viernes lo cruzo.
El viernes, después de seis años sin bañarme en el mar, me zambulliré de cabeza.
Otra vez reiré con mi amiga, otra vez andaremos abrazadas por la calle. Vamos a caminar mucho. Vamos a borrar la distancia con nuestras voces. Vamos a tomar la playa por sorpresa algunas noches, con un champagne bajo del brazo. Vamos a hacer papelones. Vamos a jugar que el tiempo no pasó, porque el tiempo no cuenta cuando nos encontramos con nuestros seres queridos.
Por un tiempo no voy a pasar por acá. Por un tiempo, espero, poder relajarme, dejar los cigarrillos para después de cenar; respirar aire puro (espero no intoxicarme), la última vez que lo hice me hinché como un sapo. Alergia al aire puro debo tener. Es así, soy un bicho de ciudad, pero esta vez no te voy a extrañar Buenos Aires.
A ustedes sí.
Ustedes vienen a ser como mi patria soñada.
Amigos; cómplices, compañeros. Todos, de alguna manera, cuidándonos, conteniéndonos.
Son ese cachito de utopía que me resisto perder.
Somos parte de un mundo mejor, ésos que se quedan tan solos sin palabras.
Por eso, cada tanto visitaré mi mundo ideal.
Por eso, estaré sin estar.
Por eso, a veces, para estar con alguien... hay que irse.