viernes, 28 de septiembre de 2007

¿Qué te voy a contar?

Qué te voy a decir de la tristeza
que no suene a promiscuo abecedario
gobernado por otarios
Qué te voy a explicar
si aprendimos que lo verdadero
ni nos salva, ni se explica.
y nos sigue dando náusea
tanta farsa en verso
tanto puro cuento
Si despedimos juntas
los sueños en andenes
y nos bajamos de parecidos trenes
Qué te voy a contar, que ya no sepas
si nos encontramos en rituales
le sacamos la lengua a la distancia
y, aunque nos bajen los sueños a pedradas
guardamos las piedras
que nos hicieron hermanas.



(Gracias, Miriam)

viernes, 21 de septiembre de 2007

Contradicciones

Cuando desnudamos nuestro interior, cuando nos perforaron en una mirada, cuando todo lo presentimos, cuando nos lastimaron y lastimamos. ¿Podemos volver a enamorarnos?
Podemos. El amor existe a pesar de nuestros desengaños. Es similar a lo que tiene de verdadero e interesante la vida, aunque no tenga mucho sentido.
Puedo dudar de todo y, sin embargo, enamorarme como una idiota.
Sucede que la pasión no conoce de teorías y la vida no deja de tomarnos el pelo mientras no pierde su hechizo irresistible.
Sufro, después río de mis sufrimientos, hago lo que quiero y, en esta contradicción encierro aquello que hace que la vida merezca la alegría (y no la pena) de ser vivida.

Feliz primavera para todos.

jueves, 13 de septiembre de 2007

Umberto Eco

Lo que sigue pertenece al libro de Umberto Eco “La isla del día de antes”.
Sostengo que los libros viven y aparecen cuando los necesito. Hoy buscando algo para leer en el subte, el libro de Eco cayó del estante, antes de guardarlo lo abrí y apareció lo que dejo como post.


EL ARTE DE LA PRUDENCIA


No interrumpir cuando el otro habla para decir lo que pensamos y, ya sea con aire de preguntar o con tono afirmativo, querer demostrar al otro que se engaña o que esta equivocado. Sobre todo no interrumpir a los poderosos ya que, la confianza en nuestra sagacidad y el sentimiento de tener que atestiguar la verdad podrían empujar a dar un buen aviso a quien es más que nosotros. Todo vencimiento es odioso y si el perdedor es un superior, puede ser fatal.
No se debe humillar tampoco con nuestras virtudes. Nunca hablar de sí: o podemos alabarnos (que es desmerecimiento), o podemos menospreciarnos (que es poquedad, inseguridad). Tenemos que ser bastante y parecer poco.
Algo importante: no mostrar nuestras pasiones. No podemos permitir a cualquiera el acceso a nuestro corazón. Un silencio prudente y cauto es demostración de juicio.
Puede parecer que lo que debemos aprender es a fingir, a simular. Error.
La palabra es disimular.
Si simulamos lo que no somos, disimulamos lo que en verdad somos. Si alguna persona alardea de lo que no a hecho, es un simulador, pero si evita, sin hacerlo notar, dar a conocer completamente lo que a hecho, entonces disimula. Es virtud sobre virtud disimular la virtud.
Es esta una forma de aprender a ser virtuoso según la prudencia.
Disimular es extender un velo compuesto de tinieblas honestas, en las cuales no se forma lo falso sino que se da un cierto descanso a lo verdadero.
En esta vida, no siempre se debe ser de corazón abierto, y las verdades que más nos importan vienen siempre a medio decir.
La disimulación no es engaño. Es industria de no hacer ver las cosas como son. Y es industria difícil: para sobresalir en ella hace falta que los demás no reconozcan nuestra excelencia. De los excelentes disimuladores que han sido y son, no se tiene noticia alguna.
Debemos notar que esta invitación al disimulo no implica permanecer mudos. Al contrario. Será menester aprender a hacer con la palabra aguda lo que no se puede hacer con la palabra abierta; a moverse en un mundo que privilegia la apariencia, con todas las agilidades de la elocuencia, a ser tejedor de palabras de seda.
Si los dardos traspasan el cuerpo, las palabras pueden traspasar el alma.
Para los necios debemos usar el ingenio para asombrar y así obtendremos aprobación. Los hombres gustan de ser sorprendidos. Ganar con la conversación, una frase elegante nos aleja de enredos; debemos aprender a usar la lengua con la ligereza de una pluma. La mayor parte de las cosas se puede pagar con las palabras.

martes, 11 de septiembre de 2007

Que se cuiden...

La brisa y sus colores
besa bocas elegidas.
Un deseo lejano me denuncia.
El vacío de gente vacía
no puede alcanzarme.
Un piropo me acompaña
nueve pisos, en ascensor
Me encuentran unos ojos
al cruzar la puerta
entregar el libro es un detalle
que espera en el estante.

Esta noche
el llanto queda fuera.
Esta noche
mi risa puede más.
Esta noche
salgo a enamorarme.

Que se cuiden los demás.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Esquinas

Casi todas las esquinas que significaron algo para mí, están cambiando.
Algunas fueron demolidas o las están refaccionando; otras están en un alquiler perpetuo. Pocas sobreviven. Pocas de las que me importaron en algún momento, claro.
Se me antoja pensar que, como Buenos Aires es mujer, me ayuda.
Cuando paso por algún lugar que me acerca algún recuerdo, esos que insisten para que las compuertas se abran y las lágrimas intenten gobernarme, el recuerdo se desdibuja, como ya nada está como estaba la nostalgia sale de foco y no se acomoda dentro de mi. Pasa rápido, como deben pasar las cosas que nos lastiman o que nos aturden. Entonces, compruebo como quiero a Buenos Aires, como me vuelvo a perder en sus calles con ganas, aunque existan dos o tres lugares por los que no volveré a pasar. Aunque el olvido sea otra cosa.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Algo mío

Quedate con algo mío, con la risa, con mis visiones. La ausencia puede ser la clave por eso, quedate con algo que se parezca a las ganas, que corrija el amor.
Quedate con algo, llevalo en la mirada. Capturá figuras que serán historia.
Cancelá tristezas, ordená el cajón de las contradicciones.
Quedate con algo, son días que alejan, días cansados.
Por eso quedate con algo, con algo mío, para querer volver.