miércoles, 22 de diciembre de 2004

Girondo Oración

Cuando me presentaron a Oliverio Girondo, yo no sabía de sus libros. Terminé de leer las fotocopias con sus poemas y comento a lo bestia, como es mi estilo: “¡Qué bien que escribe este flaco! ¿Quién es?” “Quién fue, en todo caso, pedazo de adoquín. Se llama Oliverio Girondo y murió en 1965” Respondió mi amigo revoleando los ojos.

A partir de ahí, organicé mi ignorancia y me compré las Obras Completas, que leí y releo con placer. También busqué su biografía. Me enteré de sus viajes a Europa, de su relación con Norah Lange y con el Grupo Martín Fierro. Los interminables banquetes que organizaban. No sé, me pareció que de haberlo conocido, lo hubiera amado por su genialidad y su locura. Dicen que a Girondo lo aterraba la inmovilidad, lo previsible. Por eso esta oración. Sospecho que nunca imaginó que le escribirían una, lo hice en un momento en que mis días no eran los mejores, pero al decirla algo dentro de mi se modificaba para bien. ¿Caminos que encuentra la esperanza? Puede ser.Tal vez Oliverio me hubiera dicho: “Solo después de arrojarlo todo por la borda somos capaces de ascender hacia nuestra propia nada” y yo le hubiera respondido: “¿Otro tinto?”

Oración para Oliverio Girondo.
Oliverio:
Pido por mis días: que dejen de resbalar con impermeabilidad hipopotomática.
Pido por mis tardes: que se momifican apenas las rozo.
Pido por mis noches: de funeraria solemnidad.
Que la memoria no se me llene de herrumbre, de olores descompuestos ni de palabras rotas.
Que vuelva a encontrar arte en una piedra; que los gusanos me saluden, las vacas me recuerden y guarde silencio para tomar el pulso a todo lo que existe. Mientras alguien me dice, con una voz de roble, lo que desde hace siglos espero en vano.
Que al abrir la ventana de par en par, tu sombra se crucifique con la mía desde un cuarto piso.
Que se corten las amarras lógicas y la única posibilidad de aventura, sea esta manifestación maravillosa y modesta del absurdo que es lo cotidiano.
Que ningún éxito eventual sea capaz de convencerme de mi propia mediocridad.
Que no tenga la dosis suficiente de estupidez como para ser admirada.
Que viva sin aspirar a ser lo que auténticamente debo ser. El hartazgo de lo que realmente soy me está matando; Me muero de cansancio a los replanteos y recontradicciones, por tanta estanca remetáfora de la náusea. Por la revirgísima inocencia, por los instintitos perversitos y las ideítas reputitas, por las ideonas reputonas; por los reflujos y resacas de las resecas circunstancias.
Encontrar lo imposible: Que me mires, me presientas, me desees, me acaricies, me beses, me desnudes. Que te resucite, te busque, te refriegue, te rehuya, te evada y me entregue.
Anhelo el tiempo en el que fuiste y yo no era.
Enséñame lo que olvidé; lo que hace tanto supe.

lunes, 6 de diciembre de 2004

Mezcolanza

“Tal vez amar sea no buscar el significado de lo que se siente. Tal vez amor sea encontrarlo”

Me atrae la impunidad con la que modificás mis horas. La extraña mansedumbre con la que recibo tus códigos. Tus ojos cuando se van y los vuelvo. Los silencios que entrego mientras me pierdo en tus palabras. Me atrae el misterio de tu vida cuando quedo fuera; las dudas desnudas danzando en mi cabeza y tu risa detrás del humo. El encuentro que perdura sin tiempo en nuestros cuerpos, mi asombro y tus manos. Me atrae algo más pero no encuentro el nombre: mezcla de temor con llegada, amasijo de adiós y bienvenida.

jueves, 2 de diciembre de 2004

La Llamo Argentina

Ya no puede vestirse de palabras. Las sirenas la silencian. El temor hace su trabajo. Ya no alcanza ocultarse en el lenguaje y lo va perdiendo poco a poco. Sospecha que dejará de hablar para evitar respuestas. Sospecha que avanza la locura y la dejará pasar.

Es el último refugio de los perdedores, me dice, el paraíso de los expulsados. Encontrará un sentido en el sin sentido cotidiano. Buscará un final dentro del olvido. Sin explicaciones, sin un mañana intentará olvidar el pasado. Demasiado cansancio, demasiadas esperas la volvieron solidaria del desgano y socia del abandono. Poco a poco el lenguaje la fue aburriendo y la cordura se fue de vacaciones. Está sola. Abandonada entre la que pudo ser y la que no quiere seguir. Fastidiada. Con el peso de la ignorancia en los párpados, cierra los ojos. No la molesten, sólo busca ser otra sin esa carga de haber existido antes.

miércoles, 24 de noviembre de 2004

Somos

Somos una suma y una resta. Un ir, pero también un venir. Palabras pero también silencios. La simpleza que se esconde en lo complejo.

Somos una suma y una resta. Un ir, pero también un venir. Palabras pero también silencios. La simpleza que se esconde en lo complejo. La mitad del todo que casi siempre es nada. Somos sin ser los que soñamos. Somos siendo éstos que soportamos. Un montón de ilusiones. Algunos diplomas. Una cantidad de llaves para tan pocas puertas. Somos un número. Algunos olvidos, demasiados rencores para tan pocos amores. Somos fielmente infieles. Constantes en las macanas. Traficantes de secretos confiados a la luna. Somos tantos que casi ni nos vemos porque casi ni miramos. Somos demasiados errores, algunos gloriosos aciertos. Somos el mañana enredado en el ayer escapándole al presente. Unos desbolados, eso es lo que somos.

jueves, 11 de noviembre de 2004

Enigmas

Los interrogantes son muchos. ¿Por qué bailan los árboles? Porque el viento; ¿Y por qué el viento? Porque Dios. Misterio. ¿Por qué en todo el mundo, detrás de todas las ventanas de todos los rascacielos, dos seres se aman?; ¿Por qué, sin embargo, la soledad puebla a tantos de esos seres? ¿Por qué el valor de la bondad? ¿Y por qué la voluntad de la alegría?

¿Y por qué -para quien se atreve al amor- hay un sólo hombre o una sóla mujer, que es recreo, soplo de infinito, fiesta del poema, sed, suelta de pájaros?

¿Y qué hay en el Universo semejante a la música? ¿Por qué el arte quiere al artista incorruptible, para él? Esclavo. ¿Y por qué la capacidad de recuperación del ser humano, gracias a la cual, sobrevivientes de torturas pueden crear, creer, amar? ¿Porqué la fiesta de la vida y la insolencia de la muerte? ¿Y por qué el poder de una caricia?

No sé. No cargo casi respuestas. Duda es mi nombre pero sospecho que a los enigmas no hay que escaparles, mucho menos despreciarlos. Los invito a estimularlos.