Los interrogantes son muchos. ¿Por qué bailan los árboles? Porque el viento; ¿Y por qué el viento? Porque Dios. Misterio. ¿Por qué en todo el mundo, detrás de todas las ventanas de todos los rascacielos, dos seres se aman?; ¿Por qué, sin embargo, la soledad puebla a tantos de esos seres? ¿Por qué el valor de la bondad? ¿Y por qué la voluntad de la alegría?
¿Y por qué -para quien se atreve al amor- hay un sólo hombre o una sóla mujer, que es recreo, soplo de infinito, fiesta del poema, sed, suelta de pájaros?
¿Y qué hay en el Universo semejante a la música? ¿Por qué el arte quiere al artista incorruptible, para él? Esclavo. ¿Y por qué la capacidad de recuperación del ser humano, gracias a la cual, sobrevivientes de torturas pueden crear, creer, amar? ¿Porqué la fiesta de la vida y la insolencia de la muerte? ¿Y por qué el poder de una caricia?
No sé. No cargo casi respuestas. Duda es mi nombre pero sospecho que a los enigmas no hay que escaparles, mucho menos despreciarlos. Los invito a estimularlos.
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