viernes, 28 de marzo de 2008

Laura Canoura

Los amores nos marcan. Para bien o para mal. Nos marcan. Algunos pueden olvidar, otros preferimos el uso constante de la memoria para no retroceder, para dejar lo que fue maravilloso en el estante de las maravillas y separar lo que nos lastimó, lo que nos enfermó. Dicen que el amor no tiene límites, yo creo que sí, que el límite es la salud. Un amor que enferma, no es amor, aunque mariposas y colibríes nos prometan que ése amor será eterno. (Todos sabemos que las mariposas y los colibríes no prometen un catzo. El que no lo sepa, que se avive ahora).

Hablando de marcas quiero que escuchen el tema que escribió Laura Canoura, se llama "Una marca en la culata de tu rifle". Laura es una gran cantante uruguaya. Una gran mujer y una amiga de ésas que hacen que esto de andar dando vueltas por los Blogs me ayude crecer y sobre todo a creer que pese a todo, los buenos en el buen sentido de la palabra bueno, somos mayoría. (Sí, me cuento entre los buenos… ¿Y qué?)

Besos y canciones.



PD: agradezco la colaboración de Ginger sin la cual mi blog estaría condenado a ser un blog sin videos y SÍ, también está del lado de los buenos.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Buen día, las tarlipes!!!

Me levanto con un humor que reíte de los Barras Bravas de Nueva Chicago perdiendo con Chacarita. No soy ese tipo de personas que se levantan con una sonrisa y cantan “Hoy puede ser un gran día”. No. Me levanto con la certeza que será un día de mierda y mientras escucho al putazo (desde el amor) de Peña en la radio, lo confirmo. No hablo del día de hoy. Hablo de todos los días. No me gusta levantarme temprano. No disfruto con el canto de los pajaritos ni el sol asomando sobre los edificios. Desayuno lo que encuentro y si no encuentro nada, no desayuno. Me zambullo en el baño, me ducho, me encremo, me pinto, me visto y salgo. El ascensor debiera estar ni bien lo llamo. Me pone de un humor peor que tarde y si viene con cuatro personas que me miran sonriendo y me dicen: “Buenos días, está completo pero ya te lo mandamos!” ¡Peor!. ¿De qué carajo se ríen? ¿Para qué mierda me dicen buenos días si no tienen la más puta idea de como será el día??? No me hablen de lo políticamente correcto y la educación y toda esa pila de pelotudeces. No. Hasta que no me compruebe lo contrario el día tiene probabilidades altísimas de ser un día de mierda. Llegar al subte y que la voz de la locutora pedorra pida perdón por las molestias ocasionadas es motivo suficiente para que me vea obligada a reprimir mis instintos, porque tengo ganas de gritar, micrófono en mano: ¡perdón las pelotas!!! ¡Me levanto una hora antes para poder viajar mejor y resulta que no se puede viajar porque hay problemas sindicales, problemas renales, problemas con las formaciones, problemas con el campo, problemas solidarios. Problemas por no tener problemas! Si se les canta a los señores manejadores de Subtes, el Subte llega, llego a la oficina y escribo lo que están leyendo. Al primero que me diga ¡buenos días!, lo emboco.

lunes, 17 de marzo de 2008

Estuve

Estuvo mi sombra vencida en la suya.
La espera incompleta,
las velas prendidas, la risa sincera.
Estuvo mi perro jugando en sus manos;
el jazmín con sus ritos;
las despedidas desde el balcón;
mis horas negando relojes.
Estuvo la paciencia vestida de fiesta,
mi cama abierta a su piel,
nuestros cuerpos pariendo milagros.
Estuvo el abrazo, mi sueño en su hombro,
la música en sus ojos.
Estuvo la esquina, el empedrado, la sorpresa.
Estuvo más, siempre más negando razones.
Coleccionista de llaves.
Amor simulacro de Amor.
Ya no está ni mi perro ni el jazmín.
Ya no están ritos ni claves.
No estará lo que estuvo.
Ya no está el amor.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Jorge Guinzburg

Corría el año 1997. Un tres de marzo para ser exacta. La mañana amaneció con un nuevo programa radial. Se llamaba “El Ventilador” y pasó a ser EL programa de las mañanas. Lo conducían Adolfo Castelo, Carlos Ulanovsky y Jorge Guinzburg; Gabriela Rádiche era la locutora. Fue un programa extraño porque allí lo importante eran los mensajes que enviaban los oyentes. Ellos tiraban una consigna y la revolución (sin banderas) comenzaba. De alguna manera se adelantaron a esto que ahora hacemos en los Blogs. Dejar mensajes, botellas tiradas al mar y que otro las reciba en su casa para reír, para compartir opiniones, para abrazar al que lo necesita, para mandarlo al carajo también. Mensajes. Letras. Afecto.

Jorge Guinzburg fue el primero que leyó al aire algo que yo había escrito. Recuerdo que estaba sentada en la oficina y cuando escucho que Guibu leía mis palabras no lo podía creer. Menos pude creer cuando al terminar me llenó de elogios por lo bien que escribía. A partir de ése momento dejé de ser una oyente anónima y me vestí como Silvia (La Purificadora) que purificaba tanto como un petrolero encallado. Formé parte de los oyentes VIP del programa. Filmamos un video, publicamos un libro. Nos reuníamos a cenar, a despedir el año. En 1998, Guibu decidió no seguir y “El Ventilador” quedó en la historia radial y la nuestra personal.

Hoy me dicen que Guibu murió. Afección pulmonar que lo mantuvo parcialmente alejado de la televisión el año pasado. Murió Jorge Guinzburg y es un machetazo al humor. Un garrote sobre mis recuerdos. Una tristeza que comparto con Uds.

Ojalá que con Carlos Abrevaya y Adolfo Castelo preparen un nuevo programa estén donde estén. Que la risa perdure más allá de lápidas y coronas. Que la risa perdure.

No te voy a olvidar queridísimo Guibu. No te van a olvidar genial petiso calentón.

lunes, 10 de marzo de 2008

Sobre avisos y aburrimiento

Escribir otra cosa. Otro tema. ¿Cuál es el tema? Temo que el tema no exista después de hoy. ¿Temo? No. No temo, pasa que temo con tema me sedujo. Me dejo seducir por tan poco a veces. Hay un tema que por ser monotemático me aburrió. Cuando la palabra aburrimiento se instala en mi, no hay caso, me aburro. Me aburre todo lo relacionado al monotema. Aburrida no soy buena. En realidad ni siendo buena soy buena. Ya no. Ni disfrazados de mortaja harán que regrese la buena. La mandé de vacaciones a Plutón. Hay algo que me revienta, el que no crean cuando aviso. Yo avisé que otra iba a ocupar mi lugar. Acá está. Aburrida, sí. Buena, jamás. Puede que alguna vez extrañe a la buena. Los buenos nunca mueren dice un amigo. Las buenas, tampoco. Se van, eso sí. Se van lejos. Tan lejos que no hay regreso ni imposible ni posible. Posiblemente imposible. Otra seducción barata. Estoy de remate. Saldos. Sal dos. Dos, uno, fuego. Disparo palabras y alguna que otra traición. Disparo. En días como éstos no me dan los pies para correr.

jueves, 6 de marzo de 2008

Herida abierta.

No sé exorcizar esta forma de dolor. Si las palabras ayudaran, diría: tengo miedo.
Vivo por aburrimiento, respiro por venganza, el fracaso es mi aliado.
He sido derrotada tantas veces que aprendí a vivir con nuevos comienzos, no con finales pero esta pena me encuentra más vieja y cansada. El camino quedó sin señales y yo sin ganas de seguir.

SFW
13/04/99



Mirá vos, esto lo escribí el 13 de abril de 1999 y no puedo recordar exactamente el porque de tanto dolor. Quizá algo recuerde pero me muerdo el labio mientras revoleo los ojos para mirar el cielorraso de la oficina y preguntarle: ¿es ése?
El cielorraso, por esas cosas de no empastillarme ni fumar marihuana en horarios de trabajo, no responde. Entonces me quedo con esta sensación de no saber muy bien porque sufrí aquellos años; vuelvo a mirar la fecha y compruebo que mi vieja cumplía años ése día.
Mi vieja ya no está.
Ahora mis palabras tienen otro sentido, un verdadero dolor. No deberé acostumbrarme a él porque no sucederá una segunda vez. La muerte de mi madre no se repetirá, con lo cual la herida bien puede quedar abierta.

lunes, 3 de marzo de 2008

Sombras de alguna

Abandono los todavías en un cajón del escritorio. Los encierro bajo candado y tiro la clave por la ventana. No la vas a encontrar. No pensaré en recordarla. Bajo las persianas, ya no edificaré soles en cuartos vacíos.
Me visto de gris para borrar mis huellas de todos los adoquines que pisé cuando los colores me acompañaban; cuando estaba con vida la posibilidad y alguna esperanza me deseaba buenos días al salir de casa.
Clausuro la risa con un incendio de lágrimas. Quien me mire descubrirá sombras de alguna que alguna vez creyó encontrarte. Pensé que sin vos no iba a poder seguir pero sigo y lo real me parece tan estúpido como lo imposible.