“En pleno invierno, supe por fin que existía en mí un verano invencible.” Albert Camus.
Es como si mis palabras, fastidiadas, se negaran a volver. Como si me castigaran por haberlas despilfarrado en un sueño enloquecido que nació muerto. Ya no funciona el exorcismo de escribir. Mi realidad se me antoja demasiado absurda y me tienta seguir el consejo de Oliverio, cortar las amarraras lógicas para abrirme a la única y verdadera posibilidad de aventura.
Algo, sin embargo, sigue inamovible: detesto Navidad y Año Nuevo. Eso no impide que lo pase con GABU, ella festejará junto a Flopo y Xul (alias Hipólito Zapata) y yo putearé bajito pero siempre, siempre desde el amor.
Me voy con la música a otra parte. Me alejo para regresar. Recuerden, todo es maravilloso, pero la vida consiste en tratar de disimularlo, si no, sería intolerable.