lunes, 26 de mayo de 2008

Cine Club

Sábado. Tarde de sábado. Llamo a mi amiga para ver como anda. Hablamos y en medio de la conversación me pregunta que hago a la noche. No tengo nada en mente le contesto, bueno, venite para el Pasaje Copérnico que en el Cine Club dan el final de la trilogía sobre la venganza del director coreano Park Chan Wook. ¿Lo qué? Le pregunto desde mi tan habitual ignorancia. Mi amiga Gabriela es así, le gusta el cine raro. En realidad no es raro, es un cine que no está dentro del circuito, o sea no son películas que están en cartel pero son películas que bien pudieran o pudiesen ser de culto. Lo cierto es que me cambié y me fui a ver “Sympathy for lady vengeance”
Los coreanos son raros con lo cual, su cine (para mí) también lo es. Buena fotografía, mucho de poesía trágicamente barroca. Dicen que este cineasta surcoreano enfrenta a los espectadores a con lugares incómodos, sin embargo me pareció infantil. Una condena que cumple la protagonista por asesinar a un chiquito de cincos años, ella es inocente y el culpable la obliga a confesar bajo amenaza de matar a su propia hija. A salir, después de trece años de condena, la recupera y no me quedó claro que pasa con los padres adoptivos que la criaron durante ese tiempo y no eran oblicuos. Va a buscar al real asesino y descubre que mató a más niñitos entonces ubica a los familiares y allí discuten si lo cortan en pedacitos o lo entregan para un juicio. Lo cortan en pedacitos pero dan tantas vueltas, que me aburrieron. Pasa que no entraste en código, me dijo un amigo, porque si buscás la parte lógica y no te dejás llevar por la fantasía del autor no entrás en código y, no, no entré en código. Más que venganza lo que vi es tensión moral, y la conciencia de culpa como tema principal porque la protagonista carga con una culpa excesiva. Igual parece que termina bien, aunque no entiendo como la hija no terminó internada con gangrena en las patas cuando en el final se abrazan en una calle cubierta de nieve y la pibita está descalza.
Resumiendo, no entendí un pomo, sé que estoy dejando de lado partes importantes pero lo mío no es la crítica cinematográfica, y menos de cine coreano, espero que quede claro, pero la propuesta está buena: primero un flaco te sitúa y habla de los coreanos, de su lugar en el mundo, la ponchada de oblicuos que son, las guerras, etc. Cuando la película termina se degusta un vinito, esta vuelta le tocó a un Merlot Roble 2007 de Finca Flichman y se larga el debate. Por supuesto no dije nada y me entretuve mirando y escuchando a las personas que daban su opinión y ni una vez me pregunté que estaba haciendo en un lugar como ese, con lo cual, sospecho, volveré; (la próxima es una francesa). Eso sí, necesito un DVD con suma urgencia porque cuando fuimos a cenar, (con mi amiga, envueltas en glamour como es nuestro estilo) comprobé el poco cine que tengo y, cenar y casi no hablar no es lo mío pero descubrí que al no tener nada que decir, no dije ninguna estupidez y eso, mis estimados amigos, es un logro importantísimo.

A todos aquellos que les agrade la propuesta les dejo la dirección del Cine Club Buenos Aires Mon Amour: http://cineclubmonamour.org/





.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Permitidas

A veces vienen. Se asoman.
Las siento, las dejo.
Las permito de madrugada,
cuando escribo, cuando nadie las ve.
Es de a ratos, no más.
Es lo que queda.
Una mezcla de flores y tinieblas
con aroma a durazno
con ausencia de luz
Aparecen en casa
me encuentran sola,
juntas aprendimos la clave secreta
del jamás.

Todavía lloro.
Todavía duele.

.

lunes, 19 de mayo de 2008

Presbicia sentimental


También se la conoce como “Sentimiento agotado”, es un defecto o vicio de los sentimientos que consiste en la putrefacción de nuestra fe por envenenamiento severo con juicios falsos por engaño de los sentidos, (Ilusiones ¡bah!). Imposibilitados de creer que alguien logre conmovernos, se alteran los músculos de la adaptación y aquella persona que intente acercarse será vista con dificultad y no saben lo bien vistos que son cuando se alejan. Sí, cuanto más lejos mejor se te ve. Por fin se te ve, diría mi abuela.
Las causas pueden ser varias, un engaño sostenido y negado por nosotros; un engaño sostenido y descubierto por nosotros; un sostenido que nos engañó negándonos; una negación que nos engañó sosteniéndonos; es decir para dar un corte a esta idea si es que se puede llamar idea: una flor de traición que nos partió en cinco. Con el paso de los años, se reduce la capacidad de asombro al comprobar que todo es más de lo mismo y en la distancia muero sin saberlo tú (dice Roberto Carlos, pero no se murió nada porque sigue cantando lo mismo hace como treinta años), así que mortal esta ¿enfermedad? pareciera que no es.
La presbicia sentimental comienza a manifestarse entre los 40 y los 45 años, pero nunca falta algún desubicado/a de 20 que carga con los síntomas.
.

jueves, 15 de mayo de 2008

Mayo crítico

Estas mañanas primaverales que corresponden a otro lugar en el mundo, digamos París o Barcelona, no sé que hacen en el mes de mayo en Buenos Aires. Estas mañanas más locas que yo cuando enloquezco, me confunden y ya ando bastante confundida como para aceptar una confusión más porque me parece que estoy en crisis. Me agarraron todas juntas, la de los 30, los 40 y los 50. Estoy más trastornada y desorganizada que el límite al que me tengo acostumbrada y esto me provoca miedo. Todavía no es un ataque de pánico pero algo de eso hay cuando me levanto a la mañana y me miro en el espejo del baño. Me pesa la edad. Como si no tuviera kilos de más, ahora también me pesa la edad. Evidentemente, necesito alguien que me emparche y poco y que limpie mi cabeza.




Sui Generis - "Necesito"
.

lunes, 12 de mayo de 2008

Amigas y fin de semana

El sábado la fui a escuchar a Bater que habló con otros dos personajes del humor en los Blog. Fui con Ginger y Carito. La charla estuvo muy bien, pero si no hubiera ido con las chicas todavía estoy buscando el lugar donde hablaban. Me pierdo. En la Feria del Libro me pierdo. Soy capaz de pasar 15 veces por el mismo stand y no encontrar el que busco. Me siento en un laberinto, rodeada de personas que se me antojan más perdidas que yo. Cuando por fin encuentro la editorial que quiero los libros no bajan de cien mangos, repito que son los libros que YO quiero, no los que me quieren vender. Otra cosa que me revienta es que para todo hay que hacer cola. Cola para tomar una birra, cola para ir al baño, cola para que te regalen Fernet Branca Menta, cola para pagar si decidiste comprar algo, en mi caso lo único que compré es un señalador que hoy estrené con todo mi amor y cariño pero resulta que rompe la página que señala. Así que ahora señalo con uno que me regalaron de Telam y el que rompe las páginas lo decreto señalador de mi agenda en la oficina.
Seguimos dando vueltas a la feria, mis amigas compraban mientras yo me perdía, por suerte ellas tienen la brújula incorporada y cuando estaba a punto de empezar a los gritos porque las había perdido de vista, aparecían entre el tumulto y me rescataban.
Carito demostró tener más aguante (y menos años) porque cuando Ginger acusó dolor de pies yo me solidaricé con ella para rajar del templo de la literatura y la nena se quedó dando más vueltas.
Al salir nos subimos a un taxi que tenía menos orientación que yo y ante mi reclamo porque estaba tomando un camino equivocado, el muy pelotudo nos pidió que nos bajáramos del auto. Como no tenía ganas de discutir, nos bajamos sin mandarlo al carajo, aunque noté en Gin una mirada asesina hacia el Sr. Manejador de taxis.

El domingo, Pepina vino a mi casa, almorzamos en la parrilla de la esquina, de postre comimos un helado riquísmo pero de todo lo que chusmeamos, minga que se van a enterar.

.

martes, 6 de mayo de 2008

Certeza

No hay desconcierto ni sorpresa. Tuvo razón en todo. Haber acertado no provoca alegría. Agradece a su intuición, pero hubiera preferido el error de sus sentidos porque, una vez más, eso que no tiene nombre le murmura que ya nada volverá a asombrarla y, claro, no es agradable cargar con esa certeza y colgar dos o tres sueños en el placard, en el rincón donde amontona la ropa que donará al Ejército de Salvación.



¿Te acordás?


carrusel - La Surca

viernes, 2 de mayo de 2008

Las cosas, las casualidades, el movimiento y Baglietto.

Las casualidades se mudaron sin mes de preaviso. Colgaron un cartelito y se fueron lo más campantes sin dejar domicilio conocido. Ellas me entregaron aquello que no se me hubiera ocurrido pedir. Sin embargo, alguien me dijo en alguna de las vidas que supe tener, que si de verdad necesito algo lo voy a encontrar y no será la casualidad quien cumpla mi deseo sino yo misma. Será mi necesidad quien me guíe hacia aquello que preciso. Me sonó (me suena) a receta de libro de autoayuda. Igual, voy a escribir una lista con mis necesidades, por ahí que las casualidades me abandonaran es lo que necesitaba, casualmente, para encontrar aquellas cosas con movimiento que (todavía) me esperan.


Los dejo con Juan Carlos Baglietto en su versión de “Las cosas tienen movimiento”. Ya saben, soy así, no me fijo en gastos. (Sí, aprendí a colgar videos)





.