A veces vienen. Se asoman.
Las siento, las dejo.
Las permito de madrugada,
cuando escribo, cuando nadie las ve.
Es de a ratos, no más.
Es lo que queda.
Una mezcla de flores y tinieblas
con aroma a durazno
con ausencia de luz
Aparecen en casa
me encuentran sola,
juntas aprendimos la clave secreta
del jamás.
Todavía lloro.
Todavía duele.
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