miércoles, 12 de marzo de 2008

Jorge Guinzburg

Corría el año 1997. Un tres de marzo para ser exacta. La mañana amaneció con un nuevo programa radial. Se llamaba “El Ventilador” y pasó a ser EL programa de las mañanas. Lo conducían Adolfo Castelo, Carlos Ulanovsky y Jorge Guinzburg; Gabriela Rádiche era la locutora. Fue un programa extraño porque allí lo importante eran los mensajes que enviaban los oyentes. Ellos tiraban una consigna y la revolución (sin banderas) comenzaba. De alguna manera se adelantaron a esto que ahora hacemos en los Blogs. Dejar mensajes, botellas tiradas al mar y que otro las reciba en su casa para reír, para compartir opiniones, para abrazar al que lo necesita, para mandarlo al carajo también. Mensajes. Letras. Afecto.

Jorge Guinzburg fue el primero que leyó al aire algo que yo había escrito. Recuerdo que estaba sentada en la oficina y cuando escucho que Guibu leía mis palabras no lo podía creer. Menos pude creer cuando al terminar me llenó de elogios por lo bien que escribía. A partir de ése momento dejé de ser una oyente anónima y me vestí como Silvia (La Purificadora) que purificaba tanto como un petrolero encallado. Formé parte de los oyentes VIP del programa. Filmamos un video, publicamos un libro. Nos reuníamos a cenar, a despedir el año. En 1998, Guibu decidió no seguir y “El Ventilador” quedó en la historia radial y la nuestra personal.

Hoy me dicen que Guibu murió. Afección pulmonar que lo mantuvo parcialmente alejado de la televisión el año pasado. Murió Jorge Guinzburg y es un machetazo al humor. Un garrote sobre mis recuerdos. Una tristeza que comparto con Uds.

Ojalá que con Carlos Abrevaya y Adolfo Castelo preparen un nuevo programa estén donde estén. Que la risa perdure más allá de lápidas y coronas. Que la risa perdure.

No te voy a olvidar queridísimo Guibu. No te van a olvidar genial petiso calentón.

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