jueves, 2 de diciembre de 2004

La Llamo Argentina

Ya no puede vestirse de palabras. Las sirenas la silencian. El temor hace su trabajo. Ya no alcanza ocultarse en el lenguaje y lo va perdiendo poco a poco. Sospecha que dejará de hablar para evitar respuestas. Sospecha que avanza la locura y la dejará pasar.

Es el último refugio de los perdedores, me dice, el paraíso de los expulsados. Encontrará un sentido en el sin sentido cotidiano. Buscará un final dentro del olvido. Sin explicaciones, sin un mañana intentará olvidar el pasado. Demasiado cansancio, demasiadas esperas la volvieron solidaria del desgano y socia del abandono. Poco a poco el lenguaje la fue aburriendo y la cordura se fue de vacaciones. Está sola. Abandonada entre la que pudo ser y la que no quiere seguir. Fastidiada. Con el peso de la ignorancia en los párpados, cierra los ojos. No la molesten, sólo busca ser otra sin esa carga de haber existido antes.

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