viernes, 5 de marzo de 2010

Ridículo y vanidoso


“La venganza no es menos vanidosa y ridícula que el perdón” (Jorge Luis Borges)

Cambia fichas, figuritas. Cambia mujeres. Camina sobre mentiras, ensucia palabras. Se refugia en los códigos de la buena gente. Códigos que dice tener y no tiene. Engaña. Destruye belleza, confianza destruye. Un culpable jugando al inocente. Ridículo y vanidoso está convencido que con pedir perdón alcanza. Su público cambia. Damas gratis. Únicas. Elegidas. Aplauden simulacros hasta que las envenena. Es tóxico. Mueve el banco de suplentes, vuelve a cambiar fichas, figuritas pero son personas. Algo duele aunque lo niegue. Algo lo invade, le suma años, lo entristece. Roba palabras y siguen tirando de sisa por eso molesta leerlo, sin embargo cualquiera pide más y da más sin acento; siempre se queda con algo, por ignorancia, por egoísmo y por esa necesidad de ver lo que no existe que tuvimos algunas, dejamos pasar errores ortográficos y de los otros. El banco de suplentes se mueve pero ahora necesita lo perdido. Es especialista en perder lo que dice querer y ocultar lo que debe querer. El simulador asesina verdades y aunque me nombre y las nombre, ya no nos agarra. Enturbia cuanto toca; es opaco, oscuro. Es cerrado. No puede dar luz, se enfurece cuando otro ilumina. Nació para cambiar fichas, figuritas, mujeres. Nació para servir y ser tirado. Nació para forro.


SFW



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