En aquella esquina me estás esperando. Con tu risa y tus ojos atentos. Con tu apuesta a mí. Con la certeza de verme cruzar la avenida. Dejando atrás al otro que en otra esquina espera.
Me pediste que elija y elegí.
En las calles de mi vida los tuve en dos esquinas a una misma hora. Cuando las diosas me concedan la repetición de aquella tarde, no me verás llegar cruzando la avenida, tampoco el otro sonreirá porque me acerco.
Los dejaré en las esquinas, esperando lo que nunca llega, porque ya fue. Yo los quería a los dos, ustedes sólo querían una y ninguno de los tres ganó.
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