Abre los ojos. Salta de la cama al baño, del baño a la cocina, de la cocina al ascensor, del ascensor a la calle, de la calle al trabajo, del trabajo a su casa los cinco días en la semana; los dos restantes salta de la cama al baño, del baño a la cocina, de la cocina al living, del living al televisor, del televisor a su cama para abrir los ojos y saltar otra vez. Hasta que una noche archivó tanta costumbre: saltó de la cama a la calle y reventó en mil pedazos.
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