jueves, 8 de marzo de 2007

Punta del Este. (I)

Muy lindo Punta del Este. Demasiado. Da como bronca volver.
Soy de mirar paisajes, soy de respirar aire puro y disfrutar el aroma de los pinares. De bañarme en el mar mientras dialogo con el. Soy de agarrar un puñado de arena y perderme dentro de mi cabeza mientras la dejo escurrir entre mis dedos.
Pero soy más cuando me puede un abrazo, cuando me reconozco en una sonrisa, cuando comparto un cigarrillo, cuando camino junto a los que quiero.
Cuando viajé a Montevideo para escuchar a la Canoura, (http://www.lauracanoura.com.uy/blog/) cuando la abracé, cuando sentí su abrazo, no se necesitaron palabras. Cuando Paloma saltó de su silla y Luly y Lacafana me invitaron a su mesa, la clave fue la risa; la emoción; la mágica voz de Laura envolviéndonos en guiños cómplices; en mis codazos a Laca seguidos de más risas y más abrazos y, de nuevo, la risa de mi amiga desde otra mesa con su marido (viejo admirador de Laura Canoura, y verla tan cerca era cumplir un sueño), y esa otra amiga que conocí en Punta, llamada Delicia y haciéndole honor a su nombre, me abrió la puerta de su mundo y compartió conmigo días de sol y tardes de playa, contándome sus historias de Corrientes, de su pueblo Santa Lucía, acompañándome en la tristeza cuando recordaba a Shunsho; presentándome la alegría cuando nos visitó su hija y la paciencia cuando arribó su marido.
Si algo me han dejado estas vacaciones es la palabra GENEROSIDAD, así en mayúscula. .
Volví repleta de abrazos, de confesiones, de noches interminables de charla y vino con el CD de Laura como fondo y el canto de los grillos acompañando su canto.
No tengo mucho más para contar, pero alguna anécdota invadirá mi cabeza y buscará la forma de un nuevo po(u)st.
Montevideo; Punta del Este son lugares maravillosos, mirarlo en fotos no es vivirlo.
Nada es igual cuando vivimos los lugares y nos devuelve recuerdos generosos.

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