jueves, 27 de diciembre de 2007

Te vas.

Estaba escrita tu partida, también las ausencias que inauguraste; me cuesta reconocerlo pero, todo está escrito en algún libro que no podemos descifrar. Aunque lo tuyo ha sido más claro, más evidente. Tenías hora y mes reservado con anticipación; no creo que alguien se descubra estafado cuando no te encuentre; sin embargo, me dejaste un sabor amargo, un anunciado sabor amargo. Supe que algo ocultabas, algo tuyo iba a herirme. No me equivoqué. Me dejas más sola, se va con vos una metáfora de la caricia y la otra parte del amor incondicional que me quedaba y no siempre supe retribuir. De golpe me adelantás en la lista y, claro: tengo miedo, pero así son las reglas, espero que de tanto simular valentía logre ser valiente.
Te vas y algo que se parece al amor insiste aunque te vayas, aunque no quiera detenerte y sea imposible tu regreso.
Esta despedida es una más, ni la mejor ni la peor. Una más que formará una lista, olvidable por cierto y por necesidad. Te vas. Tu paso marcó mi vida, apagó otras y tantas otras nacieron. Un año más que despido con mi única certeza: todavía amanezco en todavías. Chau 2007.

2008: no puedo dejar de ir, ni quiero. No me lastimes.

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