martes, 8 de enero de 2008

Razones

No tenía razones para despreciarlos. Me solidarizaba con sus realidades, alguna vez los ayudé y estaba pensando entregarles una pila de ropa usada pero en buenas condiciones cuando decidiera armarme de ganas para arreglar el placard.
Ayer, por la noche, las razones me dieron un cachetazo: asaltaron a mi hija a cuatro cuadras de mi casa. Cartoneros. Le robaron el celular y algo de dinero. La amenazaron con un cuchillo, le lastimaron el hombro. Ella está bien. Con mucha bronca pero bien. No es mi caso. Todos los miedos se hicieron presentes en mi. Todos. Un segundo puede destrozarnos y nadie vio nada; nadie sabe nada.
Mientras estaba lavando los platos, a cuatro cuadras, asaltaban a mi hija. Ninguna señal de alerta interna. Ninguna sospecha.
Y los cartoneros hoy pasarán por la puerta de mi casa. Como si nada. Después de haber robado a otra persona, quizá. Y mi pregunta es la pregunta de mucho más que dos: ¿Hasta cuándo?

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