viernes, 12 de septiembre de 2008

Pareceres



Remonté un barrilete al que bauticé “Confianza” y cuando más alto estaba, cuando se había alejado de los demás barriletes, cuando sospeché ser la ganadora, se cortó el piolín y “Confianza” cayó para terminar enredado en unos cables de alta tensión. Muchas veces he pasado para ver lo queda de él. Casi no queda nada. El esqueleto de lo que alguna vez hice con una voluntad casi ajena. Suelo preguntarme si mi esperanza no tuvo el mismo final. Cuando más la necesitaba, cuando ya casi era una realidad, se cortó el piolín y quedó colgada en vaya a saber que lugar ajeno, muy ajeno a mí para enseñarme que se camina igual sin esperanza. La risa no cambia ni cambia el tono de nuestra voz. Es falso que la mirada nos delate y que pensemos donde no debemos en lo perdido para siempre.
Mis días parecen empecinados en eliminar sinónimos…

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