jueves, 27 de julio de 2006

Espero

Sentada en la mesa de un bar. Díaz Vélez y alguna calle que ignoro. Tan cerca y tan lejos de los dioses. ¿Por qué no puedo llegar a ellos?
Mesas de fórmica verde. Tres porteños típicos más allá, hablando de autos y precios. Tarareando tangos los de la mesa del fondo. Otro, más cerca, con la cara pegada al diario leyéndolo. Acá no hay sector para no fumadores. Acá todavía es ayer.
Y yo cargada de palabras, con la esperanza como si fuera una curita usada. Estoy tan lejos de los dioses pero los siento cerca. Casi les puedo dar la mano, pero no. No llego. ¿Renuncio a la ilusión?
A mí me deben haber desterrado. Nada de sé del Karma, algo conozco de castigos. Es un castigo caminar por Bs. As. en busca de una historia, una idea, una señal. Tengo que llegar a ellos con algo que no encuentro.
La tarde es hermosa. Hay sol, hay cielo azul, hay nostalgia de lo no vivido.
Espero la llave para abrir la puerta del poema. En algún tiempo que se escapó del tiempo, estoy esperando.

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