viernes, 28 de julio de 2006

Con letra de tango.

Engayolada en el aguante
de lo que espera y no existe,
se tapa con la sábana rajándole al ayer.
No encuentra método para el olvido
y se clava un Alplax para soñar.
Y dale que va con el vacío existencial,
los agujeros que deja la ausencia
no los arregla el Poxipol.
Elegida de tantas madrugadas,
mirá el precio que pagás.
Sí, ya sé, aquello valió la pena
es ésta pena que te acompaña
hasta cuando vas al baño
y se queda
aunque aprietes el botón.
Abanderada de las gilas,
nadie aplaude tu condición,
te relojean casi con lástima
y como golpea sospechar la razón.
Apagá esa vela.
Pegale un tiro a las promesas.
Regalá el equipaje a los que pasan
Hablá con otra voz.
Compraste el cuento del amor,
te vendieron un buzón.
No se aceptan reclamos,
decía en letra chica.
No se aceptan reclamos
si ya sabés: Magoya renunció.
Te afanaron la mirada, se cargaron con tu risa
y no nació el cana en el que puedas confiar.
Y aunque esos robos se garpan,
se llevaron hasta las ganas de abrazarte al rencor.

Escudate en la confianza,
todavía florecen todavías.
Bajate de este tren,
que el olvido marque los boletos.
Alguien siempre espera en el andén.

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