lunes, 21 de mayo de 2007

Rosas

¿Habrá un después? Preguntaste.
Sonreí sin contestar, mientras me perdía entre las mesas de los libros.
Tu mirada se enredó en mi espalda.
Cuando comprendí que estaba leyendo un libro de cocina, escuché tu risa, sentí tus manos en mi cintura.
¿Habrá un después? Repetiste.
Dejé el libro sobre la mesa. Acepté el abrazo. Tu boca en mi cuello no me molestó.
Habrá. Dije bajito, mirándote de frente.
Fuimos a tu casa. Te ayudé a cocinar. Me regalaste la luna pero te dije que ya tenía varias, me faltan flores, comenté.
Hoy la oficina se llenó de rosas.
Hoy, no sé si es después.
Solo sé que sonrío.
Que tu voz llega del otro lado del teléfono.
Que las rosas llevan el perfume de tu voz.

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