Podrida. Enteramente PODRIDA.
El hedor me sale por los ojos, por las orejas, por el coxis.
Podrida de los ex y de los pro.
Podrida de respuestas que reventaron dentro, formando carroña que invade mis venas, mi bilis, mi lengua de mejormecallo y mañanaselodigo.
De justificar. De vivir justificando actitudes ajenas.
Plenamente podrida de las caras de bacalao, de las de perro en celo.
Podrida de horarios y horóscopos; de hisopos y lipotimia.
TAN PODRIDA pero, TAN PODRIDA de los colectivos; los colegiados; los coleccionistas de votos vetados por la inteligencia.
Podrida de los espejos, los espejismos; las esperanzas y las esperas. De las manzanas, de las veredas rotas; de los retos y los rezos.
De los "duros" con cerebro de durazno y neuronas de carozo.
Podrida de los que me pisan, de los que me pasan; de los que me pesan con esa pesadez de no ser más que mercurio con arterias.
Podrida de las prohibiciones, las discriminaciones; las contabilidades contabilizadas para los unos. De ministros mimetizados en mímicas minadas para los otros.
Si la putrefacción le quita el sueño. lo invito a expandir aromas, descomposturas, blasfemias y escupir a los perfumados de soberbia, de opulencia, de oportunismo.
Escupirlos. Derribarlos a escupitajos. Inmovilizarlos con baba pestífera. Ahogarlos en su única reforma: LA PESTILENCIA.
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