El tiempo que burlamos, el tiempo que dejamos pasar esperando que pase para que, una vez pasado, sea un tiempo mejor ¿pasa factura?
A mí me la acaba de pasar.
No es mi estilo hablar de lo que me pasa, pero como mi estilo es, precisamente, no tenerlo, hoy les cuento que me duele algo en el centro del pecho. No, no es un problema cardíaco. Es un problema matemático y químico.
Hoy, por segunda vez, reprobaron a mi hija en matemática y química.
Toda mi vida fui una bestia total y absoluta en esas dos materias. Creí que me habían olvidado, creí que las había burlado pero regresaron como un estigma y se la agarraron con la nena.
Hasta cuarto año, pareció dominar ella. En quinto la destrozaron. Esta bien, ella se relajó y gozó, esto quiere decir que decretó desde el primer día de clase que se las llevaba a marzo. Se las llevó y no aprobó en el primer examen, tampoco el segundo me acabo de enterar.
De nada valió profesora particular de instituto que aconseja “No deje que su hijo repita el año”
¿Cómo les explico que no es que yo la dejo sino que es el tiempo burlado el que pasa factura?
Por eso no expliqué nada y pagué.
Tampoco sirvió.
La bestia sigue sin tener el título y la culpa es mía que sigo siendo una atrofiada general en todo lo relacionado con esas dos putísimas materias.
Ahora hay que esperar mesa para mayo o para junio. Buscar otra profesora y rezar.
Si alguien ve a mi tiempo burlado, le avisan que se venga para acá, que públicamente confieso mi bestialidad y que a la nena me la deje en paz.
¿Alguien tiene un container de Nervo Calm Gotas???
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