Difícil. A mí se me antoja difícil.
Estas haches que ensanchan el hoy y, las emes del mañana, me pisan y me pasan al despertar.
El ayer apunta con su “A” alturas que ya fueron, que no regresan, que se aburrieron.
Gritar. ¿Para qué gritar? Si se burla. A este tiempo le causa gracia mi vano intento de buscar la fui en otra calle, con otras esperanzas.
Difícil, a mí se me hace difícil este querer contar lo que tantos otros contaron mejor.
Ando con el alma desafinada; digo lo que pienso pero no siempre digo lo que digo.
Quizá lastime, pero no estoy también herida por soledades, por puertas cerradas, por márgenes que jamás pude cruzar?
El tiempo no siempre encuentra finales perfectos. Puede que todo lo gaste. Puede que todo lo modifique. Y aquellas maravillosas ganas se deshilachen en ganas repetidas. En sospechas que explotan como bombas sin pedir permiso ni dar aviso.
Difícil, cada vez más aplastada la eme del mañana por las haches del hoy, de este hoy que es aquel mañana que tanto soñamos y que llegó cambiado. Quizá porque no cambiamos o porque nos cambiaron demasiado.
Ando perdida entre tanto final y comienzo. Entre tanta espera sin promesa. Y se van la ilusiones y casi no encuentro esperanzas.
Difícil. A mí no me la vendas cambiada.
No ves que casi pensamos igual y no sirve de nada?
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