lunes, 21 de abril de 2008

Dos años

No me gustan los aniversarios, por eso ignoré la fecha. Jugué a estar de buen humor a pesar de volver a pasar por el número de un mes que dejó para siempre de ser un día más. No volverás; ya no espero escuchar tu voz. No te sueño; no volveré a verte. Esta cosa de no creer en nada, ayuda pero aburre. No es que tenga un gran nivel intelectual (y sé que no tiene nada que ver) pero, en determinados temas, quisiera tener menos todavía para así poder refugiarme en algo que se parezca a la fe pero, no me sale. Casi respeto a los que creen aunque (algunos) me parezcan patéticos. Hablando de futuros encuentros cuando son incapaces de encontrarse con su propia realidad. Comprando flores o celebrando misas para rezar por el descanso de quien ya no existe. Claro que ahora también me descubro bastante pelotuda escribiéndote a vos que hace dos años dejaste de existir pero, bueno viejo, la que te escribe es casi el producto terminado de aquella hija que supiste tener. Ni la mejor, ni la peor. Tuya siempre. Con más contradicciones que las que llegaste a conocer, comprendiste y casi celebrabas con una sonrisa.

El putísimo 17 de abril del 2006 falleció mi viejo, Don Fernando Fernández Galego. No lo olvido aunque duela saber que no volverá.

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