Quisiera estar sentada en el cordón de la vereda del barrio de la infancia. El vestido azul, las rodillas sucias, las medias caídas.
Quisiera saludarte con los ojos, mientras mis amigas me miran cómplices y vos acariciás mi cabeza como si fuera un perro.
Seguís de largo, con los libros bajo el brazo. La barra de “los grandes” te espera en la esquina.
Quisiera regresar para mirarte mejor y recordar tu cara.
Ahora que el tiempo ha pasado, solo vuelve la nostalgia de saber que la hora de verte se acercaba junto con el olor a tierra mojada y pasto recién cortado.
Sólo eso ha quedado, una sensación, un aroma.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario