miércoles, 4 de enero de 2006

COLORES.

No estabas rojo cuando me volví blanca. Tus palabras pegaban contra el vidrio del bar.
Ni siquiera me mirabas al decirlas.
Palabras como piedras. Rompiendo algo más que tu imagen, algo menos que futuro. Imperfecto futuro, cualquier futuro lo es si tu mirada no sostiene la mía.
Mientras hablabas, mi color mudaba.
No estabas rojo, tampoco azul, eras una turbia mezcla marrón, como el color del río, como esos viejos troncos sin nidos.
Disparaste palabras, pero tus ojos hablaron esa noche. Tenían algo de traición y fastidio. Una mirada esquiva burlándose de las estrellas, transformó mi tristeza en sal.
Para que me veas blanca, como una hoja en blanco y firmes el final.

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