No. No llega a ser tristeza.
Es un sentarse en la cama
después de un sueño
imposible de recordar.
Es un saber que estuvimos fuera
tal vez, cerca,
pero no pudimos llegar.
Acaso la imagen estalló en colores
o, simple como era,
una palabra oscureció el compás.
Quizá no acertó el alma
despertar mi cuerpo.
No. No llega a ser tristeza.
Una noche en blanco,
algo de alcohol,
un tango.
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