Llevo tus palabras en mi cartera. Una tempestad de reproches mezclados con cigarrillos, documentos, llaves y anteojos. Un ciclón de palabras obstinadas en lastimar y buscar mi llanto.
Llevo tus palabras en mi cartera para resistir mis lágrimas; usarlas como escudo ante los recuerdos.
Verificar en cada error, en cada acento, en cada pausa, tu confusión y mi cansancio.
Llevo tus palabras en mi cartera para incendiarlas esta noche, en mi balcón.
Que las abrase el fuego mientras bostezo mirando las estrellas y, en las cenizas, dispersar aquello que invoqué al amar.
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